Rotura del ligamento cruzado anterior

Rotura del ligamento cruzado anterior

 

Hoy vamos a hablar sobre el ligamento cruzado anterior, de su rotura, la manera de afrontar su operación con vistas a una temprana y mejor recuperación y expondremos un caso clínico en el que estamos trabajando en la actualidad.

la lesión del ligamento cruzado anterior:

 

La lesión o rotura del ligamento cruzado anterior es una de las más importantes que se puede producir en la rodilla de un deportista o de cualquier persona en general. El ligamento cruzado anterior está situado en el interior de la articulación, y junto con el ligamento cruzado posterior forman lo que conocemos como “pivote central de la rodilla”, elemento clave para estabilidad de la misma.

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Las lesiones de LCA se presentan cuando los huesos de la pierna se tuercen en direcciones opuestas bajo el peso del cuerpo. Suelen darse en actividades deportivas y recreacionales y sus mecanismos de rotura más frecuentes son:

  1. las recepciones a una pierna (saltos y caídas apoyando sola pierna): en este caso la rodilla tiende a ir hacia dentro (valgo forzado de rodilla) y la tibia rota sobre si misma hacia fuera
  2. manteniendo fijo el pie de apoyo y yendo la rodilla hacia fuera durante la extensión provocando un efecto guillotina
  3. por último y no por ello menos importante, la traslación anterior de la tibia (tibia que se va hacia delante) frecuentemente producido en frenadas secas o “resbalones”

La rotura del ligamento cruzado anterior puede ser parcial o completa, y sus síntomas tempranos son: un chasquido, intenso dolor en la zona, dificultad al apoyar la pierna, inestabilidad en la marcha, y un amplio porcentaje de casos sufre un derrame hemático (de sangre) en las 24 horas siguientes a sufrir la lesión.

El tratamiento de estas lesiones en los deportistas de alto nivel es siempre quirúrgico. En deportistas amateur la cirugía dependerá de la edad del paciente, del tipo de rotura, porcentaje de fibras afectadas etc.  Sin embargo, siempre se recomienda la cirugía de reconstrucción si la lesión se acompaña de manifestaciones clínicas de inestabilidad. Dicha inestabilidad puede provocar en un elevado porcentaje de las lesiones signos degenerativos desarrollándose con el tiempo lesiones meniscales y cartilaginosas.

Fu y Schulte (Fu & Schulte, 1996) recomendaron las siguientes indicaciones de tratamiento quirúrgico: 1) atleta activo que desea continuar en alto nivel competitivo, 2) pacientes que presentan lesión de menisco reparable acompañada de lesión de ligamento cruzado anterior, 3) lesión completa con otro ligamento lesionado y 4) pacientes que experimente gran inestabilidad en actividades de la vida cotidiana.

Paralelamente a la decisión sobre el tratamiento, conservador o quirúrgico de la lesión, se debe seleccionar el programa de rehabilitación. Éste debe planificarse de forma personalizada en función del tipo de tratamiento, la técnica quirúrgica utilizada (si se diera el caso de operación), los objetivos del paciente después del tratamiento y posibilidades de rehabilitación.

El  objetivo común de la rehabilitación pre y pos-quirúrgica es buscar el mejor nivel funcional para el paciente tratando de evitar el riesgo de nuevas lesiones. Durante el tratamiento se busca mejorar la inestabilidad, restaurar la movilidad, recuperar la fuerza y alcanzar o incluso mejorar las capacidades físicas previas a la lesión.

El trabajo de rehabilitación desde el momento en el que se produce la lesión es clave en la recuperación de la lesión del ligamento cruzado anterior (Menetrey, Duthon, Laumonier, & Fritschy, 2008). Es importante afrontar dicha lesión desde el primer día. Para ello, en IG Fisiotech proponemos un tratamiento con vistas a conseguir una pronta recuperación de rodilla y de mayor calidad.

INTRODUCCIÓN A UN CASO CLÍNICO:

 

Las lesiones de ligamento cruzado anterior son habituales en nuestra clínica. Generalmente, y siempre adaptando los tratamientos al paciente, nuestro abordaje consta de un trabajo de fortalecimiento, tanto en medio acuático (piscina) con el objetivo de reducir la carga y el impacto en la estructura lesionada, como posteriormente en sala funcional (gimnasio). Estos planes de rehabilitación temprana se han demostrado beneficiosos para los pacientes con rotura del ligamento cruzado anterior (“Alshewaier, Yeowell, Fatoye; 2016”).

Os presentamos el caso de uno de nuestros pacientes, varón, 52 años controlador aéreo. Cambiando una bombilla de casa subido a una escalera se desequilibra y cae apoyando la pierna izquierda. Por el peso y la inercia, la rodilla se le va a valgo (hacia dentro) provocándole una rotura de ligamento cruzado anterior. Acude al médico y con los test y una resonancia magnética confirman el diagnóstico.

Por motivos laborales no puede operarse de forma inmediata por lo que se le pauta un tratamiento pre-quirúrgico, no sólo para llegar en las mejores condiciones al quirófano, sino para poder seguir realizando su vida cotidiana hasta el momento de la operación.

El tratamiento pautado está consistiendo en:

  • Objetivos:

1) Disminución del derrame articular posterior a la lesión. 2) Recuperación de la movilidad articular disminuida (producida por el proceso inflamatorio y posterior reposo) y 3) fortalecimiento muscular de los músculos estabilizadores de la rodilla.

  • Procedimiento:

Se han realizado tres primeras sesiones de trabajo en camilla destinadas a la recuperación del rango articular (movimiento correcto de la rodilla) y la disminución de la inflamación.  En ellas, conseguimos un 80% de la movilidad de la rodilla, quedando por recuperar 5 grados de extensión y 10 grados de flexión.

Durante las siguientes 5 semanas, se ha pasado a un recuperación activa en el agua para ganar movimiento, estabilidad y fuerza muscular. Dos días en semana con el fisioterapeuta y otros dos haciendo ejercicios domiciliados. Actualmente nos encontramos en esta fase realizando dicho trabajo con un 95% de la movilidad recuperada. Faltando 5 grados de flexión de la rodilla afectada en comparación a la sana.

En la última fase, nos hemos puesto el objetivo de recuperar la movilidad completa de la rodilla y mejorar la estabilidad y fuerza trabajando en el gimnasio con ejercicios destinados a la potenciación final en carga.

Cumplidos todos los objetivos, el traumatólogo valorará la posibilidad quirúrgica del paciente en función de la estabilidad conseguida.

En caso de llegar a completarse la cirugía, el paciente llegará a la misma con una rodilla fortalecida, prácticamente semejante a la sana en rango articular y fuerza muscular consiguiendo acortar los tiempos de recuperación pos-quirúrgicos.

En próximas entregas contaremos la importancia de una buena recuperación pos-quirúrgica y la evolución y tratamiento de este paciente.

 

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